El 37

es un número primo. Es decir sólo puede dividirse por 1 y por si mismo. Pongamoslo de manera práctica: yo soy el 37 y mi marido es el 1, o sea mi marido me puede partir al medio.





es un número natural que está después del 36 y antes del 38. Cuando digo 38 no estoy diciendo que me vaya a comprar un arma calíbre 38, aunque ganas no me faltan de cagar a tiros a unos cuantos





es un número non. Non cintura, non silueta, non paciencia, ....
Sus dígitos sumados entre si dan como resultado al número 10, la perfección (según mi marido).





es un bondi que va de la Estación Lanús a Ciudad Universitaria, donde está lleno de jóvenes con carne fresca, especial para la dentadura de las viejitas de 37.
Y hablando de universitarios, la del 37 fue una Generación que identificó a un movimiento de intelectuales que debatían temas culturales y teorías sociales, políticas y filosóficas, como esta.





es el dentista en la jerga quinielera, cosa que odio sobremanera. Al dentista, no al escolaseo.





son los hijos que tengo,

parecen cuando están en casa.





es el número atómico del Rubidio. Atómica soy yo cuando me enojo.





cagadas se manda mi hija por día.





puteadas le echo a los políticos por nanosegundo.





veces me quise separar de mi marido y 37 me reconcilié.





velitas soplé y 37 dotaciones de bomberos vinieron a ayudarme en la tarea.





son los años que cumplí!!!





Aquí un pequeño resumen fotográfico de la celebrity.

Tratando de apagar el incendio, antes de la llegada de los bomberos.





¡Que regalito!


Imágenes: flickrCC



Read More

Fayon victing







¿Dónde, cuándo y quién decreta lo que será tendencia, el último grito de la moda?
¿Serán como los masones, pero de la moda?
Yo me imagino una Logia conformada por Armani, Dior, Prada, Dolce & Gabanna, Cartier, Christian Lacroix, Oscar de la Renta, Valentino y Chanel. Los cuales tienen como voceros oficiales a Vogue y Elle, para impartirnos su conocimiento fashion a las simples mortales.
Otros piensan que cantantes, actrices, políticas y algunos hasta dicen que las prostitutas brasileras, son las que marcan tendencia en la moda.






En ciertas ocasiones pareciera que estos “Gurúes de la moda” se ensañan con nosotras.
¿A quién se le ocurre hacer pantalones que dejan al descubierto la mitad de las bragas o con el tiro por la rodilla? ¿Cuál es el sentido de usar sweters de lana sobre el ombligo, con mangas cortas, pero de cuello alto?




Y cuando eligen el color de moda para esa temporada ¿Estarán aspirando algo que flota en el ambiente en ese instante?
Y si de trajes de baño hablamos ¡Diantres! Ahí si que se esmeran por jodernos.
Pero como dice el dicho: “La culpa no es del chancho, sino de quien le da de comer”, porque ¿Quiénes son las que compran todo lo que aparece en los impresos de los voceros oficiales (Vogue y Elle)? ¡Piensen!, si señoras, nosotras. Nosotras que consumimos cualquier porquería publicada o exhibida en los escaparates de estos Dioses Fashion y su séquito de mortales adoctrinados.
Ellos son las arañas tejedoras de la moda y nosotras somos las moscas que quedamos atrapadas en su telaraña, atraídas por el dulce néctar que chorrea por las páginas de las revistas de moda.
Descubrí toda la maldad y la ira de estos cuando fui en busca en denim para mi.
El primer escollo fue ponerme de acuerdo con la vendedora/destructora de la autoestima. Una le pide talle 50 y ellas te dicen: ¿50? No, aquí trabajamos con 25, 28, etc, etc. Si se lo pides por letra te diran que trabajan con talles 1, 2 y 3. ¡Demonios! ¿Acaso no existe una moldería universal? ¿Dónde quedaron los talleristas exímios?
Sorteado el tema de los talles, pido un pantalón tiro alto y ¿qué creen? A esta señorita se le dibuja una sonrisa maléfica en la cara y me dice: “No querida, ahora todo viene en tiro bajo”

-“Oh, my God” exclamo yo.

Yo tengo un pantalón así, y debo decir que aquellas que portamos un trasero prominente y bien formado, vamos por la vida mostrando una sonrisa al final de la espalda. En el caso de las que por pudor usamos lencería más grande, para evitar demostraciones innecesarias, deberíamos cobrar la publicidad que hacemos a la marca de los calzones.



Observen que bella sonrisa portan estas muchachas.

No contentas con esto, además te aturden para que no tengas tiempo de pensar y te lo lleve rapidamente. Un buen ejemplo es cuando ni bien estás en paños menores y dispuesta a probarte la prenda se te pegan a la cortina y empiezan:

-¿Y gordi? ¿Cómo te queda? ¿Puedo pasar?

En ese momento pegas un grito desgarrador “NO”, pero es tarde.


En otra oportunidad fuimos de compras con mi madre y mi hija Karen, la cual estaba en busca de un pantalón capri. Si me leyera Tim Gunn (American fashion consultant) le da un infarto, ya que los odia profundamente. Entramos a un local donde quedamos fascinadas por los pantalones vistos en exhibición.
La vendedora, una mujer de unos 50 y tantos laaaargos, cabellos teñidos en alguna tonalidad de los rubios con mechas rojizas. Estaba enfundada en unos jeans ajustados bordados y con incrustaciones de pedrería, un top con apliques dorados y una campera de cuero dorado; era todo lo que se podía esperar de una representante de estos sádicos.
Mi hija tiene una cintura de avispa y es alta, delgada y de figura proporcionada; lo que se conoce como esbelta. No les miento, pero se probó 10 pantalones distintos y ninguno calzaba bien. Con mi madre nos mirábamos y preguntábamos ¿Cómo puede ser que con su cuerpito ninguno le quede correctamente?
¡Joder! Así es como estos demonios de la moda empiezan a llevar por el camino de la Bulimia y la Anorexia a las jóvenes con baja autoestima y poca voluntad para decir que NO a una moda perversa.
A mi me importa un rábano si se les antoja numerar, alfabetizar y lo que el culo se les cante hacer con los talles, pero unifiquen. Todo números o todo letras.
Lo peor de caer en las redes de estos arácnidos es que no vas a ser más original que otras. Lo más probables es que pongas un pie en la calle enfundada en ese pantalón o vestido en color verde “esperanza” y el resto de las mortales a tu alrededor lleven una prenda del mismo color. Y bueno, arriba el ánimo, por lo menos te sentirás como en un comercial de yogur ser y recuerda, en esta, todas son jóvenes hermosas y con buena silueta. Ya vez “la esperanza” de tu verde es lo último que se pierde.

Lo que el viento se llevó: Los espejos

No hubo, hay o habrá algo que deteste más que los pantalones con el fundillo por las rodillas y las remeras, sweters o camisas que no llegan a la cintura.
Es increíble ver mujeres con prendas así, que además si le sumamos el pantalón tiro bajo nos quedará a la vista el salvavidas de carne, más conocido como rollos. Sofisticación total, creanme. Además, los grandes asesores del buen vestir nos dicen que la mujer debe usar prendas más bien ceñidas al cuerpo a grandes y que oculten nuestra femineidad, aunque tengas que recurrir a técnicas poco ortodoxas para meterte en ellas. ¿Cuántas veces se preguntaron cómo se metieron en eso? Y allá van ellas por la vida, las mujeres matambre. Esa es otra estrategia de las vendedoras satánicas, con tal de venderte todo te quedará bien.

-Te queda pintado, como hecho para vos.


Un caso de estudio

Mi madre, se compra la ropa por el sólo hecho de saber que está de moda y claro, al maniquí le queda precioso, pero ella no cabe en la prenda ni vaselinándose de pies a cabeza. Si ya se, no es una escena muy escatológica, pero es la pura verdad.
Lo que en esos momentos resuena en su loca cabecita es:

-Voy a bajar de peso. El lunes comienzo la dieta
-Voy a bajar de peso. El lunes comienzo la dieta.

Muchas de esas prendas terminaron en mis manos, incluso con etiqueta aún sin arrancar.

Conclusión amigas:
A potenciar ese autoestima
Usar el espejo
Fortalecer el “NO”
Llevar una riestra de ajo en la cartera
Y si a pesar de todo, no pueden resistirse a comprar cualquier trapo que les pongan delante, abran una Feria Americana.



Recuerden: Aprender a dominarse, el espejo, la autocrítica y una buena autoestima será como el ajo para estas malditas perras chupasangre.






Volver atrás

Read More